¡Hola mis
queridos amantes del olor a libro nuevo y café!
Tengo un par de
cosas casi listas que se suponían que iban a ser mis nuevas entradas, pero hoy
me ha ocurrido algo que necesitaba contarles y darle mi opinión al respecto.
Resulta que hoy
una de mis amigas rayo por primera vez uno de sus libros, Persona Normal de Benito Taibo para ser exactos. Y me siento muy feliz
de poderles decir que yo fui no solo la que le presto el resaltador, sino la
que la terminó de convencer.
Sé que muchos lectores
no rayan sus libros, en algún punto de mi vida yo tampoco rayaba mis libros,
pensaba que eran algo que debía mantenerse como nuevo, pero con el tiempo fui comprendiendo
que cada marca que iba dejando en mis libros, fueran intencionales o no, eran
un pedacito de mi esencia, un recuerdo de la yo de ese momento y una forma de
hacer a ese libro único y propio.
Sé que eso último
sonó algo profundo, pero déjenme explicarles por qué pienso que rayar un libro
significa todo eso…
Empecemos por lo
simple, por qué creo que un libro se vuelve único al ser rayado.
Es normal para
nosotros los lectores sentir cierta aversión no solo a rayar los libros, sino también
a los libros rayados. Creo que todos coincidimos en el hecho de que es más “sensual” un libro que se conserve como
nuevo a uno lleno de post its, con frases subrayadas con resaltador, bolígrafo o
lápiz, con anotaciones o con el lomo desgastado, más he ahí la cuestión, un
libro que siempre este como nuevo puedes encontrarlo en cualquier librería, un
libro rayado por ti solo lo podrás encontrar en tu librero.
Al rayar tus
libros, haces que estos dejen de ser uno más del montón y se vuelvan únicos por
ser tuyos, por contener un pedacito de ti, y digo esto porque creo que al rayar
los libros dejamos en ellos un pedacito de nosotros, un pedacito intimo que les
da calidez a nuestros libros.
Y si, a pesar de
que los libros que se ven como nuevos son más “sensuales”, los considero fríos, ya que no poseen ese pedacito de
calidez que le debió haber dejado su dueño a leerlo por primera vez. También
creo que esos libros han perdido la oportunidad de ser el registro de uno de
los yo del lector.
Si, los lectores
posemos diferentes yo, o, mejor dicho, dejamos diferentes yo en cada libro que
rayamos.
Los humanos
somos seres que estamos en constante cambio, todos los días las personas son ligeramente
diferentes, debido a esto, nuestra opinión sobre un libro varia cada vez que lo
leemos, puesto que, de cierta forma, ya no somos la misma persona que leyó ese
libro hace un tiempo, somos alguien ligeramente diferente. Y es por eso que, al
rayar un libro, dejamos un registro del yo de ese momento.
Les pongo un
ejemplo para que entiendan. Leí Orgullo y
Prejuicio por primera vez cuando tenía unos 15 o 16 años, si lo sé, un poco
tarde, primero fui fan de la película y luego del libro, ya que este me
intimidaba, pero eso es otra historia… A pesar de que lo ame, cuando lo leí por
primera vez subraye (en la edición de mi hermana) muchas frases que en este
momento no significan nada para mí, más significaron algo, y al releer esas
frases, estas de cierta forma me evocan sentimientos, recuerdos y uno que otro
chiste interno de la Gab de 15 años.
Con esta entrada
no trato de que todos empiecen a rayar sus libros, puesto que sé que no todos
nos sentimos preparados a la misma edad para rayar un libro, ya que empezar a
rayar tus libros es una decisión importante y muy personal en la vida de un
lector.
No juzgo a las
personas que todavía no rayan sus libros, simplemente creo que todavía no les
ha llegado ese libro lo suficientemente especial como para conservar un
pedacito de su esencia.
Bueno,
eso es todo, lo que quería decirles.
No
sé si esta será una entrada con poca coherencia, pero esto es lo que opino
sobre rayar los libros (siéntanse libres de decirme en los comentarios que mi
entrada es un montón de estupideces sin sentido)
¡Cuéntenme
en los comentarios si rayan o no sus libros!
¡Un
abrazo muy grande con olor a café!
Bye
bye