Hola mis
queridos amantes del olor a libro nuevo y café!!
Hoy vengo a
hablarles un poco sobre mi ausencia un tanto prolongada en el blog.
Supuestamente este año me había propuesto a ser más activa, cumplir
un calendario de entrega y todo eso, pero como se habrán dado cuenta, eso no
paso.
Crecer no es
fácil, de verdad no me imaginaba lo fuerte que es convertirse en adulto. Y la
razón por la que me he ausentado tanto, es porque me ha costado un poco
acostumbrarme al ritmo de la vida adulta, específicamente, la vida laboral.
Okay, sé que eso
sonó mal, pero déjenme explicarles.
En general ya
estoy acostumbrada a mi trabajo, a cumplir horario, las entregas de último
minuto, los cambios medio extraños de los clientes y todo lo que conlleva
trabajar en una empresa de publicidad, por ese lado todo bien, la cosa se
complicó y la vida laboral me empezó a abrumar a finales de febrero cuando se
me presento una oferta laboral extra a mi trabajo.
Les juro que
estos últimos tres meses fueron la cosa más pesada que se puedan imaginar, no
tanto por el exceso de trabajo, sino porque no estaba acostumbrada a tener
tantas cosas entre manos, aunque debo admitir que se siente genial cuando logras cumplir con todo sin bajar la calidad de tu trabajo. Fue abrumador, pero satisfactorio.
Cuando estas estudiando o estas empezando en tu campo
laboral nadie te explica cómo administrar diligentemente tu tiempo, ni a como
equilibrar tu vida laboral con tu vida personal y social, simplemente vas dando
palos de ciego hasta que le coges el ritmo al asunto.
Crecer no es
fácil. No importa cuánto te lo adviertan o que tan preparado crees que estas,
siempre habrá momentos en lo que la vida te empezará a abrumar, pero el crecer
te ayuda a entender que esos momentos son necesarios, son estos los que nos
dejan enseñanzas útiles para el resto de nuestra vida y nos ayuda a estar más
preparados para el futuro.
La próxima
vez si publicaré una reseña, que llevo
un tiempo aplazándola y que ya es hora
de que vea la luz.
Por ahora
creo que nos leeremos un domingo si, y uno no.
¡Un abrazo
muy grande con olor a café!
Bye bye